
lunes, 31 de mayo de 2010
La culpable

El peso de las sombras

Hay noches en las que los fantasmas del pasado se presentan en fila de a dos y eres incapaz de exorcizar.
domingo, 30 de mayo de 2010
A otra cosa, mariposón
Siempre he sido contraria a la moderación de comentarios. El simple hecho de estar escribiendo esto me fastidia, más que nada porque soy consciente de que es una justificación.
Ya, sé que muchos de vosotros me díriais que no es necesario, pero es que yo sí lo necesito.
No hace mucho, comentaba en cierto blog que me negaba a mí misma el derecho a moderar. Y así es. Desde ayer ha habido unas cuantas personas que me han indicado que sería conveniente que lo hiciera, más que nada para evitar estar todos los días con tonterías como las que ha habido.
Que critiquen detalles de un blog, la forma de escribir, lo que se dice es una cosa, pero que encima salga la víbora de turno intentando crear una nube de humo con la intención que sea (ni siquiera me voy a molestar en aclararlo) ya pasa de castaño oscuro.
Estoy enfadada, sí, y no por los comentarios o las puñaladas que ha intentado asestar el mitómano de turno, sino porque ha conseguido lo que siempre me negué. ¡Y eso me jode un montón!
Pero como para muestra me sirve un botón y no me apetece que salgan en manada los bichos posibles (la calaña) voy a moderar mensajes. No quiero que nadie se sienta incómodo.
A ti, que tienes la valentía de decir sandeces amparado en un nick que no me dice nada, te diré que eres tan ruin que se me dispara la imaginación y no puedo sino desear pisarte la cabeza como lo que eres: la víbora que siempre me siguió.
Antes me ha dicho alguien:
- Que le folle un pez.
- Sí, he contestado yo, pero que tenga espinas.
Se me ocurre un siluriforme, o un gran pez espada. ¡Qué gustirrinín!
Bromas aparte, lo que no permitiré es que nada de lo que digas, querido Iker, vuelva a afectar el ritmo de mi blog, un lugar sin pretensiones con el único interés de escribir para ciertas personas que, por lo que veo, van aumentando poco a poco.
En cuanto a ti, espero que tu veneno no te haga más pupita, que ya tienes lo tuyo.
Y dicho esto:
A otra cosa... mariposón.
Elu
sábado, 29 de mayo de 2010
El lunes secretaria nueva

Evoco aquellas noches furtivas en las que, mintiendo a mi mujer, no volvía a casa a dormir. A ella no la quería y "la otra" me hacía vivir, por algunas horas, pequeños retazos de lo que podría haber sido la felicidad, en retales de otra vida posible, dosis donde se mezclaban lo prohibido y lo placentero… lo mejor a obtener. Hice una elección en su día y soy consciente del precio que pagué por el error. Tomé el camino más fácil, como siempre, como todo lo que he hecho en mi vida. La senda menos arriesgada, porque siempre he sido cobarde y enemigo de las emociones magnificadas en un sentido o en el otro. Recuerdo que en mi adolescencia, tendría yo como quince años, mi padre me dijo hablándome con un tono diferente al que había utilizado antes conmigo:
- Chaval, se te está acabando el tiempo de las bromas, ahora te empieza la vida.
Me casé con una mujer muy recta. Ella pensaba que estaba de acuerdo con los tiempos y decía que en una casa las decisiones debían ser todas compartidas. Así empezó a dirigirme poco a poco, a anularme a mí que, con mi carácter ya débil, venía de una familia donde los hijos éramos como alumnos de una escuela con normas rígidas. Antes sólo me podía dirigir a mi padre pidiéndole permiso para hablar, era inconcebible iniciar una conversación sin decirle “¿Padre, le puedo decir una cosa?”, para que él te mirara de arriba abajo con una descalificación previa estampada en los ojos y te diera el visto bueno. Ahora ella me concedía permisos tácitos en los que yo intentaba (infructuosamente) convencerla sin que hubiera en su rostro ninguna expresión reprobatoria. Bueno… en realidad sería más correcto decir que no había expresión alguna en su faz, salvo esa frialdad que la acompañaba siempre en esos (y otros) momentos.
Mi matrimonio era una rutina propia de una planificación, de un ministerio. Ella era funcionaria. Mis tareas eran pasar el aspirador los sábados, pasear al perro cada día, el mantenimiento del piso, y trabajar, claro está. Para ella el sexo era muy importante en una pareja, se había preocupado de ponerse al corriente con profusa literatura y parecía un manual. Habría sido una digna guionista de pornografía sofisticada si se lo hubiera propuesto, pero la ternura no la conocía.
Desde mi boda había flirteado dos veces, en el trabajo, con secretarías mucho más jóvenes que yo. Siendo el segundo de a bordo en una empresa mediana, eso era sencillo. Las deslumbraba con el dinero, las llevaba a cenar a mi ruta particular de los cuatro o cinco restaurantes más caros de la provincia, les hacía regalos caros… a la segunda incluso le llegué a pagar un apartamento durante casi un año. Me enamoraba muy fácilmente, lo hacía de todas las mujeres presentables de mi entorno cercano. Las amaba unos días, unas semanas o como máximo unos meses. Les prometía todo, sin mentir, porque sinceramente pensaba en dárselo, hasta que llegaba el momento en que el miedo a perder lo establecido, imaginándome la sucesión de quebraderos de cabeza y de inconvenientes que me implicaría el abandonar a mi digna esposa, me paralizaba. La imagen de mis padres, de mis vecinos, de mi hijo, de los amigos señalándome con el estigma de la culpa, me asustaba, rompía con todo y, durante un tiempo, me encerraba en casa sin hablar con nadie, sólo con mi perro en mis largos paseos nocturnos.
viernes, 28 de mayo de 2010
De una amargada a "un" sincero

Esto de la sinceridad es la releche...
Para los que no suelen leer los comentarios (no sabéis lo que os podéis perder...) os comunico que Iker me ha dejado su impresión sobre mi persona y mi calidad como escritora.
Iker dijo...
A mí Elu francamente me parece una mujer amargada y engreida: la calidad de lo que escribe es muy mediocre, aunque supongo que podrá mejorar con el tiempo.
Agur.
IKER
Por supuesto le he contestado agradeciéndole su sinceridad... Admiro mucho esa característica en una persona, y si ya la subimos de grado a la franqueza, como poco, me desarma y me da por pensar "Por fin alguien a quien merece la pena "atender""
Por eso le dedico un mensaje que será muy mediocre pero, querido Iker, es lo que hay...
La asertividad, como comportamiento comunicacional, es el ideal que muy pocos alcanzan. En ese sentido me congratulo de haber contado contigo en el blog. Además, para qué vamos a andarnos con rodeos: soy una amargada que escribe fatal.
Lo que no tengo yo muy claro es lo de "engreída", ya ves... pero bueno, una se expone públicamente a riesgo de que los demás la vean de diferentes maneras: en la diversidad está el gusto. Esta noche creo que no dormiré pensando en que alguien pueda verme de ese modo, ¡con lo que me fastidian a mí "las creídas"!
A mí lo que me pasa ahora es que me pregunto algunas cosillas...
Querido Iker... debes tener mucho tiempo libre para perderlo con una mujer como yo, sobre todo teniendo en cuenta lo mediocre que soy. Y digo eso porque llevas unos cuantos días leyéndome, o no estoy yo segura si lo que sigues son más las contestaciones. Que sí, que ya sé que para gustos se hicieron los colores, pero... querido, ¿no crees que sería mejor que buscaras a alguien brillante?
Ah ya, que lo que pasa es que estabas comprobando si iba mejorando con el tiempo... Pues no, Iker, no te creas eso de que "como el buen vino, con el tiempo mejora", que es pura palabrería de personas que no son como tú, asertivas, y prefieren decorar un comentario que podría resultar, a todas luces, soez para algunas personas. Si fueras mujer lo entenderías...
Y luego está el tema de los dos puntos. Eso si que me tiene confundida. Lo de los dos puntos después de lo de engreída me confunde, Iker, soy amargada y engreída porque lo que escribo es muy mediocre, o son dos cosas a parte y lo que pasa es que debía haber una coma. Esto de no ser de letras me mata... me pierdo en los laberintos de la expresión escrita.
Pero, ante todo, tú sigue así, que no hay nada como la franqueza.
Por cierto, como aparte de todo lo que dices, soy curiosa, he comprobado que te has hecho un perfil exclusivamente para dejar el comentario...
(Os prometo que las 3 visualizaciones son mías)
Pero Iker, "hombre", no deberías haberte molestado. Tengo admitido que me dejen comentarios hasta los Anónimos y, como has podido comprobar, no los tengo moderados. Oye, pero... mutil, ¡eskerrik asko! Todo un detallazo el tuyo.
En fin, como no sé qué más decir (ya digo que tu franqueza me ha dejado sin palabras), me despido de ti esperando que economices mejor tu tiempo y dejes de leer a esta amargada, engreída (dios, esta noche no duermo) y muy mediocre.
Con toda mi consideración a tu calidad.
jueves, 27 de mayo de 2010
Como el salmón
- Mira que eres díscola...joven, brillante y díscola, sobre todo díscola...
Hace un rato que "mi papi" me ha soltado esa frase. Se nota que no es objetivo, así que tendré que considerar que de lo que voy sobrada también es una exageración. Aunque si lo pienso un poco quizás tenga razón.
Me encanta el salmón, los que me conocen un poco lo saben, y se me ocurre así, de pronto, que tengo un poco (o igual mucho) de parecido con ellos. Ya hace tiempo que dejé de preguntarme el porqué de mi manía de nadar contracorriente, por mucho que lo pensaba siempre llegaba a la misma sencilla conclusión: debe ser mi naturaleza. Soy obstinada (vale, terca, cabezota) en casi todo, pero si lo pienso detenidamente también sé dar mi brazo a torcer. Sin embargo hay algo en lo que nunca dejo de empecinarme: cuando quiero a alguien soy incapaz de "pasar página".
Esta mañana he leído un correo de esos de aviso. Era de Renfe, indicaba que el día 28 había huelga y los servicios serían mínimos. Así dicho no parece relevante, pero teniendo en cuenta que llevo días pensando en romper una promesa... ya cambia la perspectiva.
Y es que todo me lleva a ti. El dolor de tu ausencia, el recuerdo de tu voz, la añoranza de tus manos, el deseo de tus besos, la necesidad de tu ternura... Fíjate, me rompería gustosa (de nuevo) un brazo si con ello volviera a sentir tu ternura, tus cuidados, tu manera de acariciarme, de hacerme sentir que era lo único que querías tocar y sentir y disfrutar.
Todo me lleva a ti...
El recuerdo de la sorpresa de tu "seamos sensatos", los paseos disfrutados, el calor de los abrazos, la pasión de aquellos momentos... Tú, simple y llanamente tú eres el lugar a donde me lleva cada pensamiento, cada sentimiento, que intento controlar dejándome llevar por la misma corriente contra la que sé que mi naturaleza lucha... o quizás sea mi corazón.
Hice una promesa y cada día me digo que he de cumplirla, pero soy díscola y me cuesta mucho. Me repito hasta la saciedad que he de respetar a quien quiero y sueño con una palabra: "Ven".
- Pobres salmones -dicen; nadan contracorriente para desovar y luego mueren.
Pues no es del todo cierto, algunos sí... es duro el esfuerzo, pero otros regresan años al mismo lugar, por cierto, donde nacieron, porque es así: eligen siempre el río de donde proceden.
Es su naturaleza...
... y mi corazón me lleva a ti.
Elu
martes, 25 de mayo de 2010
Pobre felpudo

Elu