Entre el vivir y el sobrevivir

domingo, 11 de julio de 2010

Diario de una Superviviente- Final




Desde esta altura todo parece sencillo. Dejarse vencer por el vértigo, lanzarse al vacío y permitir que la gravedad haga el resto. Pero sé que lo difícil no es dejarse vencer y acabar ahora mismo, dejar de sufrir, acabar con la lucha... lo realmente complicado es vivir.

Y yo elijo seguir viviendo.

Supongo que por eso me dicen que soy una superviviente, cuando soy yo quien sabe la única verdad. No lo soy, porque este vivir mío no será más que una muerte en vida, porque sin amor siento que lo único que hago es esperar la muerte, porque ya nada tiene sentido...

Es curioso, pero sé que nadie lo notará. La mayoría no mira más allá. Respiras, caminas, comes, duermes... por lo tanto, vives. Pero no es así para mí. Es mi cuerpo el que realiza las funciones, mecánicamente cuando esa parte de mi cerebro, donde se alojan los sentimientos, está muerta sin amor. Supongo que algún día todo dejará de funcionar, quién sabe, puede que lo que creamos la vida es la muerte y sea la muerte la verdadera vida.

"El mundo es un poco menos malo porque tú existes" Aún recuerdo cuánto lloré cuando vi la película de Isabel Coixet, Mi vida sin mí, y escuché aquella frase. A mí me la dijeron antes de que el film se estrenara, antes de haber llegado a esta ventana de un Hotel cualquiera, de una ciudad que pudo ser la mía, a una situación que me ha llegado de sorpresa...

... o no tanto.

- Tengo algo que decirte -me decía Francisco, todo serio, en aquella ocasión, con el mar de fondo, en la Costa Brava.

- Bueno... menudos preámbulos, ¿desde cuándo das tantos rodeos? Llevas toda la noche en círculos y yo, siguiéndote, estoy ya algo mareada -le contesté.

- Ya... perdona, a veces las palabras no son suficientes, además, ya sabes que yo soy más de acción...

- Bien, pues adelante, tengo un café, un cigarrillo y a ti. Estoy preparada.

- Sabes cuánto me costó decidirme a dar pasos contigo, ¿pero sabes por qué?

- ¿Porque asusto? -intentaba que se relajara y lo conseguí, sonrió algo aliviado.

- Pues sí, pero no era porque me parecieras exigente, ni porque tuviera miedo (que también) a un nuevo dolor. Era porque a tu lado sentía que todo era mejor, incluso yo, y me asustaba pensar que pudiera ser un espejismo...

- Bueno... ¿y cuándo decidiste que no lo era, que yo podía ser la persona? -la verdad es que andaba perdida, pero intentaba seguir su camino.

- Lo supe siempre, creo, pero estuve seguro el día que descubrí que mi perspectiva del mundo había cambiado, cuando me levanté una mañana y me di cuenta que el mundo era un poco menos malo porque tú existías. Puede que la debilidad me embargue de nuevo, puede que la vida nos depare circunstancias adversas, pero sé que siempre estarás a mi lado y aunque alguna vez me falles, no será con esa intención. Por eso siempre te digo que debemos hablarlo todo, no dejar cabos sueltos que puedan formar ovillos de dudas, por eso te digo que las palabras no son suficientes y, a veces, necesito más un abrazo tuyo, o un beso...

- Por eso, a veces, tengo que mirarte a los ojos para saber que los necesitas... recuerda también que no soy vidente, que no leo tu pensamiento...

- Lo sé, perdona mis silencios...

- Pues hoy te estás luciendo - y solté la carcajada nerviosa, me estaba empezando a impacientar, pero quién no esperaba un poco ante aquel corazón que era mío...

- Bueno... creo que ha llegado el momento de decirte que, aunque nunca fuera lo que quisimos, ahora me gustaría...

- Vamos, acaba ya que ¡voy a empezar a saltar en la silla!

Y me miró fijamente, con aquella expresión reflexiva que empezaba a conocer en él, la expresión de "vale, admito ironías, bromas, pero... yo tengo algo importante que decir"

- ¿Quieres casarte conmigo?


Y sí, la vida nos regaló un tiempo de felicidad antes de que la Sra. Muerte se lo llevara de mi lado dejando un vacío desgarrador.

Él me dejó la esperanza, a pesar de la pérdida. Logró de mí lo que nunca pensé poseer. Me hizo fuerte ante el dolor, me entregó un amor con mayúsculas y permitió que yo entregara lo que era... y aún más. Me dejó con la idea de que, quizás, podría tener otra oportunidad.

Cuando conocí a Roberto todo pareció posible. Veía en sus ojos, cuando me miraba, la ilusión y la certeza de que todo el pasado dejaba de tener importancia para él. Observaba su luz, su ternura, su pasión... y me decía que él también sentía que la vida podía ser mejor para ambos, porque existíamos y nos habíamos encontrado.

No sé cuándo dejó de ser así... Puede que el momento en que descubrí que su mundo era peor porque yo estaba en él, o cuando sus ataques sin control comenzaron a minar mis ganas de luchar. Quizás todo terminó con sus mentiras, o con sus "te quiero" inconsecuentes. No sé cuándo fue, pero lo que sí sé es que me alejó de su lado en beneficio de un futuro donde yo no tenía cabida.

Y aquí estoy, en el lugar en el que debimos estar juntos, sola, enfrentándome al final. Pero he de ser consecuente. Entonces, cuando comenzamos la relación, yo aún creía que podía existir esa persona con la que compartir un futuro siempre incierto, pero sabía que sería la última oportunidad que me regalaría. Así que ahora sobran los reproches, ni a él, ni a mí. ¿De qué sirve pensar que me equivoqué tanto con él? ¿De qué las lágrimas que no puedo dejar de derramar? Estoy triste porque él no supo valorarme, pero aún más porque no apreció lo que teníamos; siento el tremendo dolor de saber que lo que yo creí era el todo, no ha resultado más que la nada... en una relación en la que sólo he amado yo.

Bien, todo se acabó, él lo ha querido así, y ya no tiene sentido preguntarme el porqué de sus actos, ni sus mentiras, ni sus humillaciones. No se puede luchar por algo que ya se ha perdido, pero mucho menos por algo que nunca existió.

Hasta aquí llega mi vida de Superviviente, el camino que queda es largo y penoso, un mundo sin amor...


Vaya, ahora el teléfono, si no la dejan a una tranquila.

- Hola...¿Qué tal estás? -ay... no he de olvidar que aún tengo alguna amiga que se preocupa por mí.

- Bien, una zombi no siente ¿no?

- Déjate de tonterías, tú nunca serás eso...

No voy a discutir, la sensación que tengo es mía y no tiene por qué entenderla nadie más que yo.


Hoy firmo mi Diario por última vez...

... hoy, que ya dejé de ser una Superviviente.

FIN- Diario de una Superviviente


Elu

Porque tengo derecho a cambiarlo




Llevo desde el otro día pensando que no me gusta el final del blog. Si bien no cambiaría mucho de lo expuesto, sí que tengo en cuenta cuál era mi intención inicial al abrir la nueva etapa que supuso mi paso por este lugar.

Hace unos meses, cuando mi mundo se desmoronó, comencé un relato largo que se titulaba Diario de una Superviviente. Consistía en la historia de dos mujeres, ambas supervivientes, dos formas de enfrentarse a los hechos que le llevaron a tal situación. Parte de la primera historia la puse en mi otro lugar, y extractos de la siguiente, aquí. Por eso, y porque tengo todo el derecho a cambiar de forma, he decidido borrar el Fin y poner en su lugar el final de la segunda historia.

Agradezco a todos los que me han contestado por otros medios a Fin, ellos saben (aunque a algunos no les guste) que no volveré a escribir.

César, que no vaya a escribir no quiere decir que desaparezca de la red, si necesitas ayuda técnica ya sabes cómo ponerte en contacto conmigo. Y no, posiblemente nadie sea tan importante como para dejar de hacer lo que a una le gusta. La cuestión es que ya no encuentro sentido ni motivos para hacerlo. Es así de sencillo. Gracias por haber estado aquí.

Vida, te digo lo mismo que a César... y añado que siempre te leeré y animaré. Yo ya no tengo más que decir, quizás por eso dejo de exponer, es hora de pasar a las charlas con respuesta inmediata. Ya sabes dónde estaré...

... si logro volver del viaje que emprenderé mañana. Es un reto que me he propuesto, una situación de absoluta soledad, un viajar donde todo pudo ser. Será muy duro, pero lo hago totalmente consciente de lo que me espera. Por ahí me dicen que soy masoca y puede que tengan un pelín de razón. Pero es lo que hay.

Nos veremos por otros lares.

Un abrazo (para los que lo quieran)

Elu

lunes, 5 de julio de 2010

Hasta pronto




Ya casi tengo resueltos los temas que me han mantenido parada sin dejarme marchar. Hoy te escribo a ti, mi querida amiga, porque siento tu tristeza como propia, tu desesperación y esa pequeña soledad que parece anclarte en la espera de un todo con apariencia de nada.

Sigues esperando ver el final del arco iris... como si en él estuviera la clave de lo que ahora te hace sufrir, y no quieres aceptar la posibilidad de que al llegar, te encuentres con la nada. El arco iris es sólo un efecto luminoso, como seguramente todo lo que nos ha mantenido en la profundidad del pozo común.

Qué más da que desaparezcan engullidos por el silencio o que te escriban una carta con "te quieros", si al final todo resulta ser un espejismo.

Quien quiere no huye, ni se arroja a otros brazos que no sean los del ser amado, querer es ser tres y tener como prioridad esa tercera persona que surge con y por el amor. Querer es eso y más... o quizás sea tan sencillo como reconocer que ellos no quieren igual. ¿Y qué hacer cuando por fin asimilas el hecho? Te veo parada aún con esperanza y me gusta, en cierta forma, que sea así... no como yo, que ya he tirado la toalla. A ti aún te quedan posibilidades, a mí me las quitaron. Pero me duele ver que nada cambia el único hecho actual: él no está.

Y duelen sus rechazos, el silencio con que te contestan, el comprobar el poco valor que dan a lo que hubo, el inmenso vacío que sientes la mayor parte del día. Sí, duelen las dudas y las certezas, pero, y esto es lo más patético, lo que más duele es su ausencia.

Claro que, nena... aún es peor sentirse relegada por cualquiera insistiendo en su "querencia de ti". Ahí sí que te dices lo poco que ha significado lo que tuvisteis para él, lo mal valorada que has acabado. Eso es como para desmoronar a cualquiera o, como poco, dejarle con la autoestima por los suelos.

Pero ¿sabes?, al final nos queda la tranquilidad de haberlo intentado... al menos a mí, que ya he abandonado. Tú sigues y te deseo lo mejor. Te quiero mucho...

Este será mi último escrito en bastante tiempo. Me ausento, ya sabes por qué. Volveré seguramente con el cuerpo marcado y un parche más en el corazón... pero lo haré con la cabeza alta y sabiendo que mis palabras no se las lleva el viento, precisamente porque las digo con franqueza, coherencia y realidad.

Cuidate mucho... iba a decir en mi ausencia, pero ya sabes que siempre estoy para las personas que, como tú, tienen lo mejor que puedo ofrecer de mí...

... mi corazón.

Hasta siempre.

Elu

sábado, 3 de julio de 2010

Siguiente paso-Diario de una Superviviente




Llevo días pensándolo...

Voy a olvidarme que mi corazón está ocupado queriendo a alguien. ¿Qué digo olvidarme? Es que no le quiero, al menos no lo suficiente. Si me pongo a engañarme a mí misma vamos a hacerlo en serio.

Me voy a basar en dos realidades muy concretas: soy libre (mi corazón no cuenta) y siento una tremenda soledad que me produce una insoportable desesperación.

Bien, pues teniendo eso claro y sabiendo que he de poner remedio voy a trazar un plan.

Está claro que no puedo entregarme a un desconocido, por mucho que quisiera engañarme a tanto no llego, así que, después de mucho pensar, de descartar... he decidido que voy a elegir a Xabi. Él me quiere y me espera desde hace muchísimo tiempo, así que no me costará un gran esfuerzo convencerle (sutilmente). Eso sí, le dejaré claro que es una necesidad, que mejor lo tomamos como sexo, una forma de complacernos mutuamente: él lo desea, yo lo necesito.

No estoy segura de lo que quiero, igual no es eso, pero sí que preciso de unos brazos y un contacto que me hagan sentir, aunque sea por unos instantes, que soy querida, deseada, valorada... estoy segura que él lo logrará, la ternura ya me la ha demostrado con creces y el deseo... sólo hace falta mirarle a los ojos para comprobar que está dispuesto.

No voy a pensar en "el después", casi que mejor ni me entretengo en "el durante", aunque temo que me quede un cierto sentimiento de culpa lo desecharé: todo con tal de dejar de sentirme un desecho inservible. Además, todo se perdona si son actos dirigidos por la desesperación ¿o no?, al menos es comprensible.

Pues nada, voy a ir preparando el encuentro. Con suerte consigue que mi corazón deje de sentir y me deje llevar por la comodidad de lo seguro. El resto vendrá rodado, no será difícil vivir una vida de engaño si lo que me importa realmente es dejar de sufrir. Nada es más importante que librarme de todo lo que estoy pasando. Anda que... pensando en el futuro cuando me había prometido vivir el presente...

... a ver si no me va a resultar tan fácil como pensaba...

Sí, faltaría más, voy a centrarme en lo primordial, o sea, yo.

Elu- Extracto de Diario de una Superviviente

miércoles, 30 de junio de 2010

Llegó el momento




Pues sí, llevo desde ayer planeando mis escapadas y hace un momento, después de descubrir lo insospechado, me he decidido por fin...

Si bien mi vida se ha convertido en unas vacaciones continuas ha llegado el momento de cambiar de aires, visitar a gente que me espera, recibir y entregar abrazos y dejarme llevar por los sentimientos... eso sí que son vacaciones.

El ritmo del blog sufrirá un cambio, de ahí lo de "Ralentizado", aunque supongo que entre una y otra ausencia volveré por aquí en algún momento.

Os deseo a todos que paséis unos días, como poco, relajantes... o ¡qué demonios! seguro que alguien preferirá más movimiento, así que cada cual consiga las vacaciones que necesite o desee.

Hasta pronto... que seais felices.

Elu

martes, 29 de junio de 2010

Pomada- Diario de una superviviente




Nada nuevo bajo el sol... las historias se repiten.

A lo largo de la vida una va asumiendo. Acepta que la mayoría de los "te quiero" son de quita y pon, que las amistades no eran tales, que el amor, como las plantas, se marchita si no se riega, que los pollos y la carne desprenden cada vez más agua, que las pipas Facundo ya no son lo que eran. Una acepta y asume porque no queda otra para lograr sobrevivir.

Personalmente acepto el papel que, parece, me ha otorgado la vida. Debería cambiar mi nombre por el de Pomada, me va que ni pintado.

Me casé con alguien que me estrujó de tal manera que, cuando me di cuenta, estaba casi vacía. Durante un tiempo pensé que no iba a ser de nuevo yo... y nunca volví a serlo del todo. Se llevó consigo mis mejores años, mi mayor energía y me dejó la sensación de fracaso. No diré que me arrepiento de ello porque aprendí mucho, de todo se aprende y parece que desde entonces soy una aprendiz.

Mi siguiente "te quiero" de pacotilla fue uno que tenía una verborrea de mareo. Tanto me atontaba que pasé años hasta que me di cuenta de la trampa que suponía. Ahora lo recuerdo con diferentes disfraces, el que más se repite es el del Perro del Hortelano, con largas orejas y lengua y unas uñas de cuidado. Con él cambié varias veces el chip: cariño de amigos, amor de pareja, amistad preventiva... No es difícil adaptarse si una respeta los deseos del otro y tiene claro que le quiere. El problema es controlar emociones y, como buena Pomada que soy, sólo es necesario recordarlo para lograr el efecto deseado. Todo acabó cuando me di cuenta que por mucho que impregnara la relación, ni a amistad llegaba lo que estaba dispuesto a aportar. Así que corté por lo sano.

Una más...

De todo aquello aprendí mucho, aunque no llegaron a ser tantos años como los de mi matrimonio. Supongo que es la prueba de que la calidad es lo concluyente. Lo que más me ha quedado es la necesidad de franqueza. Prefiero que me digan "Mejor no nos vemos, no es por mí, es por tu bien... paso de ti como de la mierda pero como eres una buena Pomada te necesito cerca para posibles necesidades urgentes" a las tangentes por las que se salen los dotados en el teatro verbal. Basta ya de que me releguen a segundona cuando soy la actriz principal de mi historia.

Muchas veces me he preguntado dónde está el problema o dónde meto la pata en las relaciones. Con el paso del tiempo he llegado a la conclusión de que soy demasiado coherente y me entrego demasiado (si alguna vez se puede hablar de "demasiado" en una entrega) y, sobre todo, que los pocos que se atreven conmigo, se asustan enseguida. Sí, duran poco (menos que una vela encendida) y reculan a la primera de cambio. Podría haber aprendido a ser diferente, pero soy como soy y lo que nunca haré será cambiar o intentarlo, creo que no lograría mantener la ficción demasiado tiempo. No merece la pena el gasto de energía.

Si no fuera porque descubrí al hombre que supo mantenerse a mi lado, que me entregó y aceptó, con el que sentí que el amor se puede escribir con mayúsculas, creo que no sería ni superviviente ni podría seguir ejerciendo de Pomada... directamente me hubiera apeado del tren hace ya mucho tiempo.

Pero sigo aprendiendo y, como no, recibiendo palos...

... menos mal que he aprendido a utilizarme (como Pomada que soy) en mi propio beneficio.

Ahora voy a impregnarme un poco, antes de afrontar el nuevo reto de un día más. Ayer fueron francos conmigo y he de cambiar el chip. No más amor, sólo amistad. No un nuevo encuentro, me iré a Madrid a una comida y la consiguiente noche con el que me echa la bronca (y con razón). Luego prepararé la maleta y me iré a curar el corazón de ese que me quiere hace tanto tiempo, al que curo el corazón con mi compañía pero que no daría pasos por mí... Qué bonito es el amor contenido.

Eso sí, a ver si no me olvido de recargar de ungüento el depósito, no sea que no pueda ofrecerlo y me dejen en la estacada.

Si es que no escarmiento...

Elu- Extracto de Diario de una Superviviente

domingo, 27 de junio de 2010

Te regalo




Hoy me he levantado nostálgica y un pelín melancólica. Se me ha ocurrido escribir un correo a la vieja usanza, y lo he hecho... lo que no sé es si lo enviaré. A veces las palabras pierden el sentido sin unos ojos frente a los tuyos, sin el lenguaje no verbal. Seguramente mañana me arrepentiré y guardaré la carta en el baúl de lo que pudo ser.

Quisiera regalarte una sonrisa que te invitara a reír. Desearía ver la luz iluminando tu rostro y que tu corazón sintiera lo que un día (parece que hace siglos de ello), cuando todo parecía posible y el tiempo era nuestro.

Me gustaría regalarte algo que despertara la vida en ti, pero no se me ocurre nada más que unas manos llenas de ternura, una voz dispuesta y un corazón que te sueña. Es tan poco lo que puedo ofrecerte que ni siquiera estoy segura de que aceptaras el regalo. Y lo entiendo, no creas. No soy brillante, no sé formar espirales en las que atraerte sin remedio, no soy más que leves huellas de un caminar solitario.

Hoy te regalaría tu deseo más oculto, ese que ni siquiera quieres decir en alto. Te entregaría cada día que me queda de vida para compartir tus sueños, exorcizar tus demonios, ahuyentar tus fantasmas y conseguir que la calma sea tu compañera.

Te regalaría eso y más si fuera capaz de lograrlo...

Así que no me queda otro remedio que escribir en la pantalla lo mucho que te quiero. Ya ves, todo mi gozo metido en un pozo, y como, según dicen, lo que importa es la intención, hazte a la idea de todo lo que te entregaría...

... eso sí, esta vez tú pones la música.

Elu