Entre el vivir y el sobrevivir

domingo, 16 de mayo de 2010

Amapola




Esto ya es propio de un funámbulo, pero no me cansa.

Aún recuerdo mis primeros días, aquí en la red, como si hubieran sido ayer; las primeras conversaciones privadas, la curiosidad y también mis primeras citas, encuentros clandestinos para mí que, por aquel entonces, aún estaba casado.

¡Cómo ha cambiado todo! Después de aquellos torpes bandazos, cuando todavía me movía en un ruedo para mí desconocido, un día, hace ya mucho tiempo, fui consciente de mis posibilidades infinitas, de mi don, de aquello que me distingue y me enaltece por encima de la mayoría del resto de hombres.

No supe lo que realmente deseaba hasta aquel día, hasta aquella madrugada en que regresé a mi pequeño apartamento después de una noche larga de intentos y frustraciones en la ciudad. Encendí la máquina mecánicamente, leí por encima cuatro bromas, repliqué socarronamente a alguna alusión, vi por encima un correo cursi de la poetisa pesada con la que me había acostado unas cuantas veces y no sabía como quitarme de encima y, después de borrarlo, entré en la sala de chat a ver si quedaba “algo” para una canallada imprevista. Eran dos, el tipo misterioso de siempre que, a aquellas horas, por lo visto solo hablaba en privados y una que había visto pocas veces, Amapola. Saludé dispuesto a largarme en el instante justo en que me quedé a solas con aquella desconocida.

- Al fin solos -me dijo, con un emoticono sonriente- ¿Hablamos clarito, mi pequeño cerdito?- continuó consiguiendo espabilarme en una línea.

Fueron casi cuatro horas de charla. Ella era una mujer mayor que yo, de la cincuentena media, me dijo que le recordaba a alguien al que llegó a apreciar y que no me preocupara, que ella no buscaba nada de mí, que tenía ganas de conversar conmigo hacía ya tiempo y que, por fin, había dado con el momento oportuno. Amapola me preguntó por mi vida, por mi momento y por mis objetivos. Le conté lo de mi separación, mis escarceos “internautas” de los que, por lo visto, había sido buena observadora.

- Eres tan sumamente asqueroso que me resultas simpático -me dijo, antes de continuar- Tienes lo que muchas mujeres de aquí buscamos. En realidad no eres nada, una foto de un tipo con ojos bonitos y un cuerpo más que aceptable, no estás comprometido y puedes resultar ingenioso. No eres demasiado inteligente, resultas grosero y ordinario, pero en el fondo eso atrae. ¿No nos ves? Casi todas venimos del pozo de una larga relación muerta, de un matrimonio temprano, de unos años de aburrimiento y desidia, y de los espejismos de libertad de una separación. Provenimos de una decepción tras otra, de una sucesión de desastres, y buscamos hierros candentes donde aferrarnos. Te vemos como un cerdo indeseable, pero nos atraes. ¿Cómo será hacerlo contigo? En el fondo deseamos apropiarnos de la obscenidad, del pecado que tú encarnas. Vuelves a ser un reflejo de la primera vez que palpamos la entrepierna de un adolescente y después de unos instantes de asco sobrevenido, nos resultó terriblemente placentero el tacto de un sexo masculino. Queremos repetir eso contigo, volver a sentir aquella energía de sangre caliente, de corazón acelerado y esa humedad que nos inspiras, aun cuando no lo reconozcamos abiertamente.

Hablé con Amapola varias madrugadas más, quedamos para tomar un café y me pidió una noche de sexo. “Sólo una -enfatizó-luego desapareceré”. Cuando lo hicimos me dijo que ya lo sabía, que “no era para tanto”, pero que “necesitaba comprobarlo”. Entre risas de complicidad y medio burlona conmigo me pidió que alguna vez me acordara de ella...

…como hago ahora.

Me considero en plenitud. Creo que voy a tener durante años algo que me hace sentir un rey entre los plebeyos. Mi pequeño apartamento acoge muchas visitas. He comprobado que no hay que demostrar debilidad con ninguna mujer. Cuanto más desdén muestro con ellas, tanto más sumisas resultan conmigo; cuanto más desprecio, más súplicas y promesas. Sé que lo que deseo de verdad es su humillación para sentirme realmente grande, enorme, superior y pleno.

[....]

Para este viernes no tengo nada, tuve un error de cálculo, se me fue de las manos. Estaba con Luly, con la que llevaba dos meses. Me gustaba, se había pasado los meses anteriores llamándome "ser repugnante" y cosas parecidas. Con un privado me dio su teléfono y con una cita el resto.

Despertó a mi lado, como los dos últimos sábados, y la vi con el maquillaje corrido. Tuvo la ocurrencia de decirme "creo que hemos de empezar a pensar en hacer algo con nuestras vidas, precioso mío....", la mire con una expresión de asco y la dije “mira guapa, ahora quiero que me la chupes un ratito, pero eso sí, antes de ducharme”. Cuando vi que acercaba su cara a mi entrepierna apartándose mecánicamente el pelo de la boca no pude reprimirme..."Anda, lárgate, pedazo de guarra, no hagas más el ridículo"

¡Me siento tan bien! Sigo teniendo una sensación de velocidad extrema, y eso será hasta que el cuerpo aguante.

Amapola, gracias, te debía esto y, por cierto, estoy libre este fin de semana.

Elu

12 comentarios:

César dijo...

Aunque ya lo había leído en tu otro espacio,siempre es agradable no verse reflejado en tu protagonista.Tenemos varias diferencias.... Ah, gracias por el silencio..Si ves a mi otra ingeniera de sonido explicale que no sabia como cambiarla. Así que lo mejor eliminarla...

♪Vida♪ dijo...

Alucinante Elu...y mas real de lo que parece..
me ha impactado....besitos y feliz dia

Elu dijo...

A ver, Sr César, vamos por partes.

Primero: he borrado tu comentario bis (estaba repe).

Segundo: ya imagino que lo leerías... en este caso (no como en el Alfil Verde) he cambiado muy poco. Me alegra que tengáis varias diferencias... entre otras, que "mi protagonista" admitiría abiertamente su similitud, ¡cómo no!

Tercero: He silenciado tu música, pero he guardado el código, por si algún día quieres ponerlo otra vez. Podría entrar y ponerlo como los que tengo yo (o sea, que se conecten cuando el lector quiera, pero como no tengo la contraseña es imposible.

Para terminar... No sé por dónde anda la otra ingeniera, así que poco podré decirle, pero seguro que entendería tu decisión de hacer tu blog "libre de sonidos"

Ains, cuánto me haces trabajar.

Saludos.

Elu dijo...

Y tanto, Vida... Algunas personas no quieren reconocerlo, pero así es. Me alegra que te haya impactado (espero que también gustado)

Muchos besines y feliz día para ti.

♪Vida♪ dijo...

Cuanto más desdén muestro con ellas, tanto más sumisas resultan conmigo; cuanto más desprecio, más súplicas y promesas. Sé que lo que deseo de verdad es su humillación para sentirme realmente grande, enorme, superior y pleno.
...........real como la Vida misma.

♪Vida♪ dijo...

me ha encantado......
"algunas " se sentiran identificadas

Elu dijo...

Bueno... este como otros relatos son el reflejo de la observación y de un conocimiento bastante cercano. Por eso, quizás, casi me atrevería a asegurar que sí, efectivamente, se sentirán identificadas... pero de ahí a aceptarlo en público...

Por cierto, ¡se nos cruzan los comentarios!

Gracias por leerme y hacerme notar que así es. Mira que cuesta a la gente dejar unas líneas... Ains.

Seguiremos con las Historias.

Un abrazote.

♪Vida♪ dijo...

Ami no me cuesta..si el relato me llega....

Si!!! esta mañana nos cruzamos

ainsssss todo el dia con el escrito este en la cabeza..como me ha hecho refexionar Elu .

Bona nit besitos.

César dijo...

No puedo admitir similitudes, siempre he ido por delante de las flechas que me perseguían!
Odio a Cupido cuando te persigue para clavarte! Jodido enano...

César dijo...

Por cierto, dejé un comentario en el blog de Vida...¿no le gustó? No lo veo...

Elu dijo...

Ay ay ay César, ¿Cupido no es esa angelote entrañable que lanza flechas de amor?

Pues me da a mí que en mi relato... Cupido no es que aparezca mucho.

Aunque como diría aquel: Para qué le llamamos amor, cuando queremos decir...

Y yo hablando de eso a estas horas.

♪Vida♪ dijo...

Cesar aqui está tu comentario..y como no sé donde contestarte te mandé un correo ....no lo habras leido buaaaaaa

Todo pasa, Vida....todo vuelve a empezar, recuerda las estaciones..
Las cuatro recuerdo , Cesar

Besos a los dos.