Entre el vivir y el sobrevivir

martes, 30 de agosto de 2011

Amores






¿En qué momento dejas de creer en el príncipe azul?


Érase que se era una niña dulce, ingenua y soñadora como muchas otras. Su primera toma de contacto con los libros fue de la mano de sus hermanos mucho mayores. Con su hermana descubrió el mundo de "fueron felices y comieron perdices" entre princesas de cuento y príncipes valientes.

- Algún día llegará tu príncipe azul -sentenciaba su hermana.

Y ella soñaba con él. Cuántas aventuras compartidas invariablemente con un final feliz.

Cuando tenía siete años materializó su sueño. Él era cinco años mayor y después de vencer su reticencia a compartir juegos logró que estuviera a su lado durante casi todo aquel verano. Se convirtió en su caballero andante, tan rubio él, tan fuerte cuando la abrazaba o cuando la levantaba dando vueltas hasta lograr que se mareara, riendo ambos con la alegría de la niñez sin brujas malas que los asustaran, ni dragones que someter...

Oía a su madre hablando con la amiga (la madre del principito) mientras vigilaban sus juegos.

- Ay, madre... tanta risa terminará en llanto.

Y acertó.

Un día, mientras la niña se reía de una torpeza de él, descubrió el lado oscuro de su príncipe. Le costó una paleta que se desprendió cuando en pleno enfado incontrolable el dorso de su mano la golpeó en la boca.

- Si ya decía yo... -comentó su madre-, ahora llorará durante un buen rato. Bueno, al menos era un diente de leche.

No tanto por el dolor como por su orgullo herido, derramó apenas un par de lágrimas rebeldes. Fue entonces cuando dejó de creer en los príncipes azules.

Amores...

Sí, amores que te ensalzan, que te hacen sentir que todo puede ser posible. Amores que resultan ser espejismos. Amores basados en una mentira. Amores llenos de pasión. Amores que te dan la calma...

Amores...

Aprendió a no esperar, a no soñar con el amor. Descubrió que todo llega y todo pasa. Sintió un amor inmenso y la decepción más grande. Amó y la amaron. Hizo daño y la dañaron.

Y cuando pensaba que eso del amor no era para ella... justo en el momento de su vida que más tranquila y sosegada se encontraba, llegó él.

Y él le hizo sentir que Amor se escribe en singular...

... y que no existe el príncipe azul, pero sí la persona que te hace sentir que eres la protagonista de una historia que no termina con un simple "comieron perdices".

Hoy vive cada instante a su lado sin pensar en el ayer ni en el mañana.

- Porque la diferencia la has marcado tú...

Elu





4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que dura, dura.

Elu dijo...

Y lo que ha de ser, será...

Gracias por tu indicación tan aclaratoria, Anónimo.

Anónimo dijo...

Delicioso tu blog.
Mil besos wapa

Elu dijo...

Gracias... Sí, a veces me salen cositas deliciosas. ¡Quien lo iba a decir!

Un beso, lobo solitario