Hoy voy a la ópera. No sé si es el momento adecuado, ni si mi estado de ánimo es el idóneo para ver Madame Butterfly, pero me han convencido, no he tenido fuerzas para negarme.
Me temo que voy a llorar sin remedio, que me veré, en cierta forma, reflejada en el personaje: alguien que ama, a la que abandonan, que mantiene la esperanza y cuando parece que lo tiene al alcance de la mano, resulta que está con otra mujer...
Espero que la coraza funcione o mis acompañantes van a alucinar, eso si no salimos disparados del palco en una ola de lágrimas sin contención.
Y mira que...
... no sé yo si...
no sería mejor quedarme en la cama con mi peluche.
Nada, no hay nada salvo esta niebla que me rodea....
¿Dónde está el límite?¿Cúanto puede soportar una persona?
Acabo de hablar con alguien que hacía tiempo no me contaba "su verdad". El otro día estuvimos en grupo, le sentía esquiva y no me mantenía la mirada. Supe que pasaba algo, pero no quise preguntar. El abrazo con el que nos despedimos estaba lleno de desesperación, ahora lo sé... hoy que acaba de decirme que se quedan sin casa, sin nada... si no ocurre un milagro antes.
- Esta vez no puedes hacer nada, Elu...
No, ni siquiera dando todo lo que poseo podría sacarle del abismo en el que se encuentra. Me siento tan triste...
Me pesa la impotencia, me desespera su angustia y sólo puedo sentirme inmersa en una niebla que se cierne sobre mí como unas manos que oprimieran mi pecho sin dejarme respirar...
Intento aferrarme a algo, y siento que no tengo nada... Sólo un amor que de nada sirve y ganas estériles.
Necesito un abrazo que no me darán, una voz que me calme, una mano que me acaricie el pelo como cuando era niña y mi padre me consolaba. Preciso de unos ojos que me mantengan en el suelo...
... y no volar en medio de esta niebla densa que parece querer enguñirme con aliento helado y dientes invisibles.
Estoy tan cansada...
Me gustaría despertar de la pesadilla en que se está convirtiendo mi vida y ver que el dolor de las personas a las que quiero es mentira. Pero es real...
... y yo no puedo hacer nada...
Escribo al silencio, porque estas cosas no puedo contarlas a nadie más. Lloro a escondidas, para que nadie vea mi tristeza. Podría escribir los versos más tristes esta noche... si no fuera por esta maldita niebla.
Llevo unos días con las hormonas alteradas, debe ser que la primavera que viene, se esconde, vuelve a aparecer... me tiene la libido mareada.
En eso pensaba esta tarde mientras charlaba con una amiga. En eso y en cómo se encadenan los acontecimientos diarios. Lo cotidiano, eso a lo que nunca damos importancia y que personalmente me lleva a crear, como hace años, cuando escribí "La magia de lo cotidiano".
Pero no me andaré por las ramas, os cuento...
Ir al médico nunca me resulta agradable, pero esperar (y desesperar) a que te toque el turno es lo peor. Casi siempre se me sienta al lado alguien con quien termino entablando una conversación. Tengo anécdotas al respecto, pero hoy me centraré sólo en una.
Esta vez me tocó al lado un señor ya entradito en años. Después de los preliminares (yo le notaba nervioso) y sin venir mucho a cuento, me dice que él estaba ahí para que la doctora le mirara bien "sus partes". Yo, por supuesto, toda amable y con mi mejor estampa de calma y profesionalidad le indico lo conveniente de que se las vea...
- Es que, hija... como es mujer la doctora, he estado retrasando la visita. Me he puesto remedios caseros, que me han dado personas que saben mucho de eso... pero nada, cada vez me pica más, ahora hasta me duele...
"Madre mía... ¡a saber qué tiene ahí! -pensaba yo"
- Pero hombre ¡¿cómo ha esperado usted tanto?! Eso es algo sagrado, además, la doctora lo es antes que mujer, no debe darle vergüenza... -contesté intentando parecer lo más seria posible.
- No, si ya... además me han dicho que es muy buena...
Él salió antes que yo, y no llevaba mala cara, así que no parece que fuera nada alarmante ¿no? Vamos, digo yo...
Pues el caso es que me junté luego con mi tía y le comenté el incidente.
- Bueno... no será verdad eso... - me dijo.
- Que sí, tía, que es como te lo cuento -le contesté ya con carcajada incluída.
- ¡Será posible! ¿Y a santo de qué ese señor le dice a una joven lo de su aparato? Eso es como el chiste, se lo deberías haber contado -añade.
- ¿Chiste? mira que ya sabes que soy muy mala para los chistes ¡se me olvidan todos!
Y claro, ella que necesita poco para soltarlos, ni corta ni perezosa me lo cuenta:
"Esto es un hombre que descubre un día que tiene problemas en "su aparato". Deja pasar unos días dándose pomadas varias y ungüentos caseros, hasta que un día ve que la cosa empieza a ponerse mal y decide ir al médico.
- Oiga doctor, verá... es que tengo "mis partes" en muy mal estado, a ver qué puede hacer usted...
El médico le mira, le remira... y con cara muy seria le dice:
- Hombre... no debería usted haber tardado tanto... la única solución posible ya es que lo cortemos.
- ¡Pero doctor! ¡Qué me dice! Tiene que haber otra solución... entenderá que pida otra segunda opinión.
Y la pide, la segunda, la tercera... y así, entre esperas y consultas, llega hasta el último médico.
- Mire doctor, que he consultado con muchos médicos, y todos están de acuerdo que la única solución es cortármela... a ver si usted me ayuda... -le relata el hombre apesadumbrado.
- ¿Cortar? No hombre no, no hace falta...
- ¡Menos mal! -respira aliviado el hombre. Me ha dado usted una alegría.
- Mire usted, va a hacer lo que yo le mande. Siéntese de golpe y con ímpetu en la camilla.
Y, claro, el hombre le obedece y se sienta como le ha mandado...
Y... ¡Zas! "sus partes" partidas en trocitos.
- ¿Lo ve? -le dice el doctor, no hacía falta cortar..."
Por supuesto, no pude evitar reírme sin parar... Mi tía siempre lo consigue.
Aún con la sonrisa en el rostro llego a casa, me quito los zapatos, hago la visita de rigor al WC (como para no, después del tiempo transcurrido y la risa floja) y enciendo el ordenador. Visito las páginas de costumbre, entro en los blogs de amigos (y no tan amigos) y me llama la atención una frase en uno:
"No digas nada, esa putita no se merece un orgasmo tuyo"
Ay ay ay...
- No, si el día va hoy de lo mismo. A vueltas con la libido -y me río por no llorar (por la frase, no se malinterprete)
Y en esas estaba cuando mi prima me manda un correo por el google.
"El virus del papiloma humano- VPH. Se te pondrán los pelos de punta"
¡Madre mía!
No os pongo las imágenes porque podría herir la sensibilidad, la vista y hasta el estómago de alguno-a... eso sí, si a alguien le interesa, que me mande un correo y se las envío.
Yo estoy hecha a mucho, después de ver escaras como puños, llagas y demás heridas, ya nada me afecta... pero es impresionante, os lo aseguro.
Vamos... que después de verlo me preguntaba de todo:
- ¿Será un aviso? Porque hay que ver cómo se encadena todo...
El caso que ahora, mientras escribo esto, me he dado cuenta que mi libido ha salido a pasear y no sé si regresará en días...
¿Recuerdas? Esta tarde lo comentábamos, así que escribo de noche para que mañana, al levantarte, te encuentres con un sueño compartido.
Pero mi sueño es irrealizable, por eso escribo para ti.
Escaparse del presente con la persona amada es un sueño que merece ser realizado. En realidad no importa ni el dónde ni el cuándo (bueno, cuanto antes mejor..) sólo es necesario tener ganas y dar el paso.
¿Te imaginas? Tenerle todo el día para ti, sin prisas ni trabas... Mirarle a los ojos y saber que nada se interpone, que podéis dar rienda suelta a las emociones. Besarse en cualquier lugar sin temor, sin el peso de miedos ni tiempo, sin angustias por la llegada de la hora...
Escapémonos... todo un sueño que podría ser realidad.
No añado más, la canción lo dice todo.
Creo que, al final, seré yo quien se haga una escapada... no importa el dónde, porque sé que iré sola.
Hace unos años tenía uno de esos sueños reiterativos. Ya sé que es muy romanticón y poco original, pero qué queréis, una no puede ser original siempre.
Pues os decía que solía soñar con un caballo blanco que corría con sus crines al viento por una playa desierta (sin reírse que os pongo de rodillas mirando a la pared)
Esta mañana, sin venir a cuento, recordaba que hacía muchos años que no había vuelto a soñar con él. Es más, mi actual fijación, que ya no sé si es sólo en sueños, es un coche verde... Pensaba que había una diferencia abismal, quizás tampoco sea yo la misma de entonces y sea esa la causa del cambio.
En esas estaba cuando me tocaba cruzar de acera y, claro, tan ensimismada iba que no he visto el coche que se acercaba a velocidad poco recomendable si se quiere mantener los puntos de carnet de conducir. Vamos, que no sé cómo me he librado de ésta.
La cuestión es que me he quedado parada y él también, yo debía tener una expresión de susto o al menos eso es lo que le ha debido de parecer al conductor... pero no era eso no. Es que el coche era igualito al de mis actuales sueños. No podéis imaginaros a cuánto me bombeaba el corazón, vamos, que si no saca la cabeza por la ventanilla el señor... ¡le saco yo pensando que era otra persona! Menuda estampa la mía, con los ojos desorbitados y tocando compulsivamente el pendiente derecho con mi mano izquierda...
Ay ay ay... un día de estos mi tendencia a evadirme me jugará una mala pasada.
Y sí, por un momento pensé que el conductor era él, que eras tú...
Hay veces que no puedo controlar los recuerdos, y te veo tras las ardillas mientras yo te observaba y me decía "no puede ser que se parezca tanto a mí" Porque poco después me perdí siguiendo a una que parecía desear que lo hiciera. Cuando me di cuenta estaba en un puente de madera y no te veía por ninguna parte. No me asusté, es lo bueno de tener móvil, pero me reñí mentalmente por no "estar a lo que debía estar". Pero ahí llegabas tú, con una sonrisa condescendiente y pensando, seguramente, que era una loca despistada, pero que no era peligrosa.
Añoro una espalda y un hombro que cobijaron aquel momento, cuando los músicos callejeros nos enmudecieron al unísono, los dos sintiendo la magia y sonriendo...
Cómo no voy a quererte si cada momento vivido me hacía sentir que eramos tres: tú, yo y lo que surgía entre los dos.
Cómo no voy a llevar ese regalo conmigo, que es material, sí... poco importante para los dos, pero que es lo único a lo que me aferro cuando un coche está a punto de pillarme.
Cómo no voy a sentir que eres parte de mí... si cada momento a tu lado fue como renacer.
Hoy es el día en que la familia se reúne en torno a la madre. Ella estará feliz por tenerlos reunidos y les dará la oportunidad de que le demuestren lo importante que es para ellos y lo mucho que le quieren...
Hoy los que ya no la tienen con ellos llorarán su ausencia y los que nunca la conocieron se preguntarán cómo hubiera sido su vida con ella...
Llevo toda la mañana pensando al respecto. Los que me conocen (de verdad) saben que siempre voy más allá, que pienso, según muchos, demasiado, que lo complico todo. Pero no puedo dejar de pensar en todas esas madres que no entran en el paisaje bucólico y entrañable de este día.
"Madre sólo hay una" dicen, y yo he visto demasiados casos que me hacen gritar "¡Y menos mal!"
Seguramente alguno fruncirá el ceño y pensará que soy una "aguafiestas" cuando si lo pensara un poquito más me daría la razón. "¿Ves? a que me la das..."